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Evolución de sus necesidades de salud

Imagen de Natalia Ovcharenko en Pixabay

Como un mapa orientativo, se han descrito los siguientes cuatro periodos en relación a la evolución de las necesidades de salud de la población migrante o refugiada:

Momento de llegada (hasta los 2 años desde su llegada)

Las enfermedades aparecen en migrantes habitualmente tras la llegada, especialmente si ha sido por vía marítima, relacionadas con las condiciones extremas del viaje (deshidratación, rabdomiólisis, hiponatremia o el denominado «pie de patera» constituyen ejemplos de esta situación). Atención a las heridas, pueden haberlas sufrido por salto a vallas o agresión policial, por ejemplo.

Los estudios en personas recién llegadas aportan datos más fidedignos de la patología importada, evitando los sesgos que pueden condicionar otros factores en periodos posteriores, como las condiciones higiénicas sanitarias, la situación de pobreza o el trabajo precario. Además están las necesidades relacionadas con su ciclo vital (atención embarazos, salud infantojuvenil, salud sexual y reproductiva).

Especial importancia requiere revisar la vacunación en el momento de la llegada, sobre todo en menores. A veces, tienen documentos acreditativos de las vacunas recibidas, pero con el tiempo estos documentos podrían desaparecer y, entonces, se tendrían que vacunar de forma acelerada.

Persona migrante recién llegada (entre los 2 y 5 primeros años de estancia)

Esta etapa estaría condicionada, por una parte, por la historia de vida previa de la persona, su origen y ruta migratoria; y por otra, por las condiciones de vida en destino.

Pueden presentar enfermedades infecciosas, como tuberculosis, VIH/SIDA, ITS, algunas filariasis, lepra (neuropatía), hepatitis B (hepatocarcinoma), esquistosomiasis (carcinoma de vejiga, fibrosis hepática o pulmonar) o Chagas (cardiopatía o megasíndromes digestivos). Y también, pueden presentar patologías crónicas y/o problemas agudos no infecciosos como los relacionados con la malnutrición, patología digestiva, lesiones físicas y traumatológicas, atención prenatal y materno infantil, salud sexual y reproductiva, violencia de género y problemas de salud mental.

Por ello, es imprescindible tener en cuenta los aspectos relacionados con políticas migratorias, estatus legal, el acceso a servicios como los sanitarios y las consecuencias de la interrupción de la atención sanitaria durante el proceso migratorio (especialmente en desplazamientos precipitados por efecto de conflictos o desastres).

Persona migrante “establecida” (más de 5 años de estancia)

A medida que se avanza en el proceso de integración social de la persona migrante, es posible que los problemas de salud se aproximen a los propios del país de acogida, y vengan condicionados por la adopción de estilos de vida propios de éstos (sedentarismo, tabaquismo) y por el grado de acceso y utilización de los servicios sanitarios, tanto asistenciales como preventivos. No obstante, este es un escenario simplificado, ya que los determinantes sociales y de vulnerabilidad que afectan a esta población pueden hacer de este proceso y de la diversidad e intensidad de los problemas de salud que presenten algo mucho más complejo.

Viajes al país de origen

Una vez concluida la integración en el país de acogida y con la mejora de las condiciones socioeconómicas son frecuentes los viajes al país de origen para visitar a amistades y familiares. En este momento es importante aconsejar sobre medidas preventivas y realizar un estudio de enfermedades importadas al regresar de estos viajes. Es necesario prestar especial atención a los menores que han nacido en España y que van a volver por primera vez al país de origen de sus padres.

Hay que vigilar la mutilación genital femenina (MGF) en niñas. por ello, es aconsejable obtener el compromiso de la familia antes del viaje.